Explosión contenida

Esquivando un poco la tónica del título, he de decir que últimamente estoy muy contento debido a un hecho que me llena de mucha ilusión. Se trata de algo que no me esperaba que se fuera a cumplir hasta el último momento cuando quedo confirmado y reservado el irme de viaje a Madrid. Sí, no me lo esperaba y mucho menos que mi padre me permitiese tan ansiado viaje. Para información de todos me iré a Madrid el día 3 de Abril y mi vuelta será el 7 del mismo mes. Así que, queda mucho.

Obviamente, no voy solo. Iré acompañado de mis amigos Gloria y Dani. El motivo de que vayamos tan solo 3 personas es debido a que la crisis parece asustar en un principio a todos pero a la larga se ve que no es para tanto. Ojala todo se pudiera pagar con una simple sonrisa, pero de momento se paga en euros o en dólares.

Aún así, sé que me lo pasaré perfectamente y trataré de disfrutar al máximo de esos 5 días. Y menos mal que en los madriles no se representa la Semana Santa como aquí. Estoy a salvo.

Pero ahora vamos a lo que el título se refiere. Esta semana me he estado preparando el examen de Geografía Global de 5 temas. Son temas bastante largos con 20 páginas, a excepción del primero. Como a mi me encanta la Geografía no tengo problemas en aprendérmela. Y concretamente hoy tuvé dicho examen. Yo llegué bien contento al examen, y al empezar me dio buena impresión. Me sabía todo a excepción de un apartado del ejercicio 3. Por el resto, sin problemas. Sin embargo, al salir de la sala donde hice tal control miré el libro para ver las preguntas teóricas que había puesto y ¡ adiós !

Resulta que la pregunta teórica que elegí desarrollar se llamaba " La singularidad geográfica de España ". Yo me sabía la pregunta, pero en el examen mi consciente falló y puse otro apartado cuyo título es muy parecido al anterior expuesto. Y claro, si hay algo que me enfada mucho es equivocarme y encima sabermelo todo. Mucho enfado traía yo a casa por el camino. Me sentía como si de una bomba rodeada fuego fuese y cuyas llamas trataban de alzancar la mecha. Pero las llamas se apagaron.

A mi perra no la había sacado aún a pasear por lo que salí a dar una vuelta y la vuelta me sentó bien. Digamos que la vuelta fue como si de una garrafa de agua fría cayera sobre mí.